Estados Unidos impondrá aranceles adicionales del 10 por ciento a todos los productos que lleguen de China.

El Ministerio de Comercio de China exigió a Washington a seguir las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en respuesta a las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de nuevos aranceles del 10 por ciento a los productos chinos.

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Según el portavoz del ministerio, He Yadong, «la posición de China en contra de las medidas arancelarias unilaterales es consistente».

He resaltó que ambos países pueden trabajar juntos e hizo un llamado a la Casa Blanca a unir esfuerzos con China “para promover el desarrollo estable y sostenible de las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos», que deben basarse en «los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación beneficiosa».

Por otra parte, la Embajada china en Estados Unidos se refirió a las consecuencias que puede ocasionar el hecho de que el país norteño continúe intensificando una guerra económica o arancelaria en contra del Gigante asiático. «Nadie ganará una guerra comercial o arancelaria», enfatizaron.

Asimismo, aseguró que la «cooperación económica y comercial China-EE.UU. es mutuamente beneficiosa por naturaleza».

A través de su plataforma Truth Social, el mandatario electo justificó la arremetida contra China afirmando que la medida de los aranceles estará vigente hasta que Beijín detenga el ingreso de fentanilo a territorio estadounidense.

En ese sentido, Trump aseveró «he mantenido muchas conversaciones con China sobre las cantidades masivas de drogas, en particular de fentanilo, que se envían a EE.UU., pero han sido en vano”.

“Representantes de China me dijeron que impondrían su pena máxima, la pena de muerte, a cualquier traficante de drogas que fuera sorprendido haciendo esto, pero, por desgracia, nunca lo hicieron, y las drogas están entrando en nuestro país», agregó.

EE.UU. es considerado el mayor mercado de consumo de drogas a nivel global. En lugar de atender las causas de esta situación, los gobernantes estadounidenses persisten en tratar de solucionar el problema arremetiendo contra otros países, a los cuales la Casa Blanca vincula con la producción o las rutas de llegada de estas sustancias a su territorio.

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